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jueves, 13 de noviembre de 2014

Fácil

Indiferencia... ese virus que carcome a los cerebros de la nueva era, esa mente que podría ser provechosa y la transforma en una masa ininteligible de un "nada" absoluto; un limbo existencial que puede ser tan complejo como sencillo por una sola razón: carencia.
Sí, puede ser carencia de curiosidad, de medios para obtener información, de sorpresa o simplemente carencia de interés.
Esa pequeña chispa que logra hacer que movamos montañas para conseguir una respuesta a cualquier pregunta que nos formulamos día con día. Esa pequeña vibración que nos hace querer seguir adelante para proseguir con nuestro futuro... simplemente se pierde en una mente que cree que todo fue, es y será igual siempre.
Y la indiferencia es lo que nos está matando, es lo que hace que este sitio se muera por dentro.
Y se ve en comentarios de mucha gente, gente que piensa que solamente criticando a los demás por no hacer nada hace algo por nosotros, que nos "abren los ojos" y que tienen ideas revolucionarias para compartir. Estas opiniones emitidas a veces hasta con insultos hace ver que no hay cambio peor que una mala crítica que desanima a los demás a seguir adelante, y por ende, los vuelve más indiferentes. No se trata del emisor de aquella opinión -retrógrada- sino del receptor, quien decide tomar ese mensaje y hacerlo suyo, decirse a sí mismo que es un parásito y creer que es uno a tal grado que se convierte en uno, viviendo una metamorfosis social engendrada por un mismo contexto en el que se busca siempre acabar con los demás para intentar sobresalir.
La indiferencia no sólo se encuentra en la mayoría de la población que vive en una clase media alta o media baja, sino que se ve en las personas ricas que tienen demasiado de todo. No tienen un uniforme, no tienen hambre y sin embargo, tienen el control de todo lo que decimos y pensamos, influyen de manera mediática en nuestro ser y nos controlan desde el momento en el que nacemos para ser sus esclavos, para pensar como ellos quieren que pensemos... y su pensamiento indiferente es el que se contagia a través de un todo bien estructurado y se esparce cual enfermedad viral.
La indiferencia de los ricos se encuentra en la tacañería, tanto de conocimientos y educación con el afán de que el trabajador no conozca nada de aquello a lo que tiene derecho, y en la tacañería común y corriente como el dinero, siempre en afán de quitarle al que menos tiene, beneficiándose así de todo aquel que pueda aportarle algo. Estas ballenas que se comen el crill del desarrollo sin compartir ni un poco se llama: GOBIERNO.
A pesar de que esto es un hecho conocido por todos el que estos hombres no tienen ni una pizca de corazón y que todo lo que hacen está estratégicamente planeado y medido para que sigamos sirviendo a una monarquía sumamente selectiva, no hacemos nada.
¿Y por qué no se hace nada?
Comodidad.
Tan fácil y sencillo como eso... comodidad.
Es más sencillo quedarse a esperar al siguiente día de trabajo y ganar poco dinero, que esforzarse de verdad en salir adelante, por el mero hecho de saber que en algún punto y entre más crezcas, te van a quitar todo. Es más cómodo no tener que tener que estar pagando.
Es más cómodo quedarse en casa y llamar "anarquistas" a las personas que salen a tumbar las puertas que nos bloquean el progreso.
Es más fácil quedarse en casa sin levantarse temprano para ir a buscar un trabajo porque finalmente no te va a alcanzar para el gasto sin importar cuánto te esfuerces.
Es más sencillo insultar a quienes están en el poder que leer la constitución y exigir los derechos que se tienen como ciudadano mexicano.
Todo lo que implique un movimiento... es difícil.
Y en la comodidad, en lo fácil, es donde se encuentra la indiferencia.

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